lunes, 30 de noviembre de 2015

Conoces a Ana?

Hoy es 30 de noviembre, día internacional de la lucha contra los trastornos alimenticios. Dentro de estos trastornos uno de los más conocidos es la anorexia nerviosa. En España se estima que entre un 4,1 y un 4,5% de adolescentes la padecen, y quien tiene más riesgo de caer en este trastorno son las chicas de entre 11 y 21 años. Y si tenemos en cuenta todos los trastornos alimentarios, el tanto por ciento en chicas se sitúa en torno del 10%.  Hay que diferenciar la anorexia como tal, la cual es una perdida de peso  causada por múltiples factores (enfermedad, medicación, nervios...) y la anorexia nerviosa, la cual es un trastorno psiquiátrico que se relaciona con el deseo de delgadez (enfermizo y obsesivo). En estos casos la perdida de peso es muy elevada, llegando a ser más del 25% del peso adecuado. La paciente tiene una alteración cognitiva, hay una distorsión de la imagen corporal, en la cual ella siempre se ve gorda y una negación de la enfermedad.
El tratamiento debe ser multidisciplinar, donde se debe trabajar conjuntamente un psicologo-psiquiatra, endocrinos y dietistas. Intentar abordar esté problema desde las terapias complementarias y naturales exclusivamente sería un error. Pues nunca podíamos llegar a profundizar lo suficiente en el problema. Pero como un brazo más de ese tratamiento multidisciplinar si, pues podemos ayudar en lo referente a alimentación, con recomendaciones de alimentos saludables (no incidiendo en alimentos para control de peso, ni calorías,  pues estas pacientes se acogen a cualquier cosa para no engordar) Con flores de Bach, como apoyo al tratamiento psicológico-psiquiátrico (muchas de ellas deben tomar farmacología psiquiátrica y cualquier suplemento podría interaccionar) o con terapia conductual. Pero en estos casos es muy importante recordar que ellas son pacientes, no nuestros amigos. Debemos empatizar, pero sin caer en el paternalismo, ni  amistad, pues eso podría ser aprovechado para manipularnos.



miércoles, 11 de noviembre de 2015

Ácido Láctico y deporte

El ácido láctico o lactato se creyó durante muchos años que era un producto de desecho, resultado de realizar ejercicio anaerobio (ejercicio que realizamos por encima de las pulsaciones recomendadas, por lo que no hay suficiente oxigeno en los músculos) o incluso un producto de desecho que al cristalizar producía dolor muscular. En 1920 el Premio nobel Otto Meyerhof descubrió que el glucogeno era un precursor del lactato, y que la contracción muscular producía lactato. El lactato también puede aparecer en caso de enfermedades graves como leucemias o linfomas.
Los trabajos del Dr. George Brooks, uno de los mayores expertos en metabolismo nos demuestran que el lactato también se puede formar en situaciones aerobicas y que su producción es el resultado de la utilización de la glucosa por parte de las células musculares. Gracias a esté doctor también sabemos que no es un producto de desecho y que es el precursor más importante de la neoglucogénesis (generación endogena de glucosa). De hecho, el 30% de toda la glucosa que utilizamos cuando realizamos ejercicio se deriva del reciclaje del lactato.
Esta reutilización se realiza en el hígado a través del ciclo de Cori. Pero la toxicidad hepática causada por el alcohol interrumpe el ciclo de Cori, impidiendo la reutilización del lactato para la producción de energía.
Por lo que si eres deportista, el alcohol no sería una de las bebidas más idóneas par ti.